La casa de los gráficos
A principios de abril de 1952, durante la gestión de Federico Villalpando, dio inicio la construcción en el terreno de Héroes 22 de la casa de la Unión de Obreros de Artes Gráficas. La constructora responsable de la edificación se comprometió a entregarlo en noviembre del mismo año. El edificio constaría de tres pisos, donde quedarían distribuidas todas las secretarías, así como un local para los trabajadores eventuales, un local para la Biblioteca y otro para el Centro de Estudios, e igualmente el plano incluía un auditorio. El costo total de la obra alcanzo los 296 mil pesos, de los cuales para julio de ese año, ya habían sido entregados 107 mil pesos, sin que ello significara cuotas extraordinarias para los socios de la Unión.
Para diciembre nuevamente se llevaron a cabo elecciones para determinar el comité que dirigiría los destinos de la Unión, en el período 1953-1954 , resultando electo el mismo comité ejecutivo integrado por Villalpando en la General; Millares, en la Secretaría del Interior; Maximino Escutia, en Conflictos; Luis Arce Falcón, en Organización y Gabriel Carranza, en Actas y Acuerdos.
El Colegio Electoral, integrado por Manuel Aguilera y Jesús Reyes López, en su calidad de miembros de la Comisión de Honor y Justicia; así como por dos representantes de cada una de las planillas contendientes; Juan Antonio López e Ignacio Solís, por el bando perdedor, en tanto Enrique Navia y Antonio Vera, por partes del ganador Federico Villalpando, calificaron de normal y perfecto el proceso electoral.
Antonio López reconoció que la jornada electoral se llevó por el camino más recto para que no hubiera discusiones y todos quedaran satisfechos. Consideró, además, que una vez elegidos los representantes por la mayoría, ya no existe razón para que haya vencedores y vencidos. Todos debemos trabajar en beneficio de la colectividad y dar nuestro apoyo al Comité Ejecutivo, dando ejemplo al sindicalismo, dijo.
Por su parte, el entonces fervoroso villalpandista, Antonio Vera pidió a la asamblea todo el apoyo y la confianza para el recién electo grupo dirigente, en nombre de un mejor desempeño de sus funciones
y pidió la colaboración de los sindicalistas para llevar adelante un buen programa de orientación en nuestras filas.
Con más de tres años en el mismo cargo, a Villalpando no le costó mucho trabajo adaptarse a las nuevas políticas laborales, del presidente de la República, Adolfo Ruiz Cortines, fincada en ampliar las prestaciones sociales de los trabajadores ante el constante deterioro del poder adquisitivo del salario.
INAUGURACIÓN DEL EDIFICIO
En plena crisis económica, el 6 de julio de 1953, la Unión inauguró su domicilio social, en la calle de Héroes 22. Manuel Aguilar, colaborador de la Revista Rumbo Gráfico, describió el hecho como un día de fiesta en que la familia gráfica que tomaría posesión de su nueva casa y un motivo de honor para todos los miembros de la organización.
Se trata, dijo, de un edificio que sin ser lujoso, es modernista y reúne las condiciones indispensables para que las distintas secretarías y comisiones despachen los asuntos relacionados con la buena marcha de la Unión y la defensa de los intereses de los trabajadores. Cuenta, además, con un salón para asambleas debidamente ventilado y alumbrado con capacidad para setecientas butacas.
Recordó que la Unión hubo de pasar muchas penalidades para estrenar su edificio; desde rescatar el terreno por hipoteca que de él hicieron para su beneficio personal dos dirigentes, hasta hipotecarlo -pagando fuertes intereses-, en ocasiones en que la lucha por las revisiones de contrato nos obligaban.
Ocasiones hubo en que más de un dirigente se refirió al terreno, como la manzana de la discordia, y sobre él pesaba una maldición, por lo que mejor sería venderlo.
Pero no se hizo. El predio era considerado ya como patrimonio de los trabajadores y por tanto no se podía vender.
La inauguración se había previsto para el 1° de mayo, como parte de los festejos del Día del Trabajo y para ello se invitó al Presidente Ruiz Cortines para que fuera él quien entregara a la familia gráfica su casa. Pero debido a sus múltiples ocupaciones no pudo asistir el primer mandatario para la fecha prevista, se dejó correr unmes más a ver si entonces podía. Como nunca pudo, se decidió que la inauguración fuera el 6 de junio de 1953 y don Adolfo envió para tal efecto a Antonio M. Quirazco, oficial mayor del Departamento del Distrito Federal (DDF).
A las once y cuarto de la mañana, se presentó el enviado presidencial para inaugurar el edificio. Para entonces la calle lucía pletórica de trabajadores, unos porque terminaban su turno a esa hora y otros que ya gozaban del descanso sabatino.
En la puerta de entrada se colocó el listón que impedía el acceso delas masas al nuevo edificio y que Quirazco se encargó de cortar, para luego develar la placa alusiva, que se encuentra en el hall.
Lleno de felicidad, Federico Villalpando ofreció a todos los presentes la hospitalidad de la nueva casa y señaló que gracias al esfuerzo y las cuotas de los trabajadores se daba cumplimiento a un viejo anhelo, contar con un lugar propio, de donde nadie podía correrlos.
Por su parte, el oficial mayor del DDF trasmitió los saludos del Presidente de la República y elogió a los gráficos por su preocupación de engrandecer social y sindicalmente a su organización.
Fernando Flores B. Secretario General del Sindicato Industrial de Trabajadores de Artes Gráficas, felicitó a la Unión, en tanto que Adolfo B. López hizo gala de su 10 JULIO - DICIEMBRE 16 RUMBO GRÁFICO capacidad de oratoria y se refirió a la sede como el cuartel general desde donde se planearían y ejecutarían las próximas batallas, ámbito de resonancia de nuestras victorias y refugio de nuestras penurias.
Más tarde se sirvió un “lonch” y por la noche, en el salón de San Jerónimo 47, mejor conocido como el Smyrna, hubo baile, de las 22:00 horas a las 5:00 del día siguiente. Con ello el peregrinar de los miembros de la Unión llegó a su término.
EL SALÓN 29 DE JULIO
Después de controlar el monstruo indomable y belicoso que son las masas, Federico Villalpando orientó su esfuerzo a promover su persona en el ambiente sindical y consigo arrastró a la Unión a nuevos estadios. No habiendo ya en el país más líder obrero que Fidel Velázquez ni central obrera más poderosa que la CTM, el dirigente gráfico acercó a la organización y a su persona al guía obrero del siglo pasado.
El 22 de enero de 1954, Villalpando invitó a Fidel Velázquez a la inauguración del salón de actos “29 de Julio”. En el esplendoroso galerón, cuyas butacas habían costado 58 mil 353.75 pesos. El oriundo de Villa Nicolás Romero afirmó que un sindicato que tiene casa propia, en la lucha obrera y en todos los aspectos de la vida, se encuentra mejor cimentado y en mejores condiciones de combate.
Porque, abundó, los bienes materiales consolidan la unidad de los organismos y ésta, a su vez, hace más viable la lucha obrera y permitan la cristalización de los principios revolucionarios. En seguida, don Fidel conminó a los miembros de la Unión de Obreros de Artes Gráficas, a hacer de su organización un ejemplo de la lucha revolucionaria que hoy despliegue el proletariado, en bien de la nación y los trabajadores.
Al acto asistieron, entre otras personalidades del sindicalismo, Fernando Flores B., Secretario General del SITAG; Fausto Páez, Enrique Melgarejo, Ernesto González, Enrique Gómez y Miguel Alcalá, por los Talleres Gráficos de la Nación; Amador Robles Santibáñez y Alberto Trueba Urbina, Secretario de Finanzas y asesor jurídico de la CTM, respectivamente y otros.
Al hacer uso de la palabra, Villalpando recordó todas las sedes y edificios donde laboró la Unión y al dirigirse al invitado especial, dijo que su presencia, confirma que los gráficos estamos unidos y somos apoyados por la Central a la cual pertenecemos; especialmente por su líder, Fidel Velázquez. La alianza está hecha exclamó.__