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Los gráficos en Chalma


Entre familiares y trabajadores más de 2400 gráficos asistieron a la peregrinación al Santuario del Señor de Chalma. A la devoción de la fe y el anhelo de recibir un milagro que ayude a mejorar nuestras condiciones de vida, sane algún enfermo y hasta nos acerque al gordo de la lotería; se suma la expectativa de disfrutar un paseo al aire libre y gozar de las frías aguas del río que pasa a un lado de la parroquia. Por eso, ante la expectativa y el interés que despierta entre los miembros de la Unión de Obreros de Artes Gráficas, el comité ejecutivo dispuso la contratación de más de 60 camiones, en los que de manera cómoda y segura fueron trasladados los trabajadores y sus familiares. La cita como cada año, fue en la calle de Héroes, en la Colonias Guerrero, de donde partieron a las 7:00 A.M. los autobuses con rumbo a Chalma. El trayecto de casi dos horas nos llevó a los gráficos a una primera parada en el Ahuehuete, donde algunos rompen el ayuno con la ingesta de tamales, picaditas y barbacoa de borrego. Desentumidos y fortificados por el atole, los jugos naturales y los energéticos licuados; la caravana enfila rumbo al poblado y a la Iglesia del Santo Señor de Chalma. Un frio que cala hasta los huesos recibe al contingente; los integrantes de Comité Ejecutivo, se ponen al frente de la columna y portan un pedestal de madera sobre el que aparece un crucifijo que descansa en un retablo adornado por flores policromas y frescas. Avanzan por las empinadas calles, procurando no chocar con los puestos de ceras, crucifijos, juguetes chinos, de carnitas, ropa, dulces tradiciones y diademas de flores. Por fin, luego de tres horas, el grupo llega al atrio de la Iglesia, para ser recibido por el párroco quien agradece su vista y de una vez riega sobre las testas de los peregrinos agua bendita, para que ingresen puros al santuario. Dentro de la Iglesia no cabe un alfiler, como siempre miles se reunen ante el Santo para pedir cosas sencillas que les devuelvan la felicidad. Hoy el sermón fue dedicado a la paz y la tranquilidad; la necesidad de que el hombre no sea más el lobo del hombre y los delincuentes dejen de cobrar víctimas humanas. Ya son cerca de las 14:00 horas la misa ha terminado, fuera de la parroquia el chicharrón, la barbacoa y el mole despiertan el hambre de los trabajadores y sus familiares. Compran viandas en los diferentes puestos y buscan un rincón donde consumirlas. La mayoría se apersona en las alberquitas para darse el baño tradicional y quitarse el polvo del camino. La peregrinación se vuelve una fiesta, donde asalariados de diferentes talleres traban amistad y aquellos que vienen del mismo perdonan sus ofensas y restañan su camaradería. Aunque el agua es helada los niños se dan gusto entrando y saliendo de ella. Los mayores buscan la espiritualidad entre los elixires fermentados. A las 18:00 horas es hora de regresar y los camiones vuelven a llenarse para regresar a los trabajadores a la sede del sindicato, ubicado en la Calle de Héroes. ►La tradición Chalma es lugar de peregrinaje desde épocas precolombinas. a leyenda dice que en 1537 los frailes agustinos Sebastián de Tolentino y Nicolás Perea evangelizaron las regiones de Malinalco y Ocuilan. Los religiosos se enteraron que una cueva contigua al pueblo de Chalma era un importante centro de peregrinaje. En ella se veneraba a Oxtotéotl, dios de las cavernas, quien recibía incienso, copal y corazones de niños y animales a cambio de protección y suerte en los rituales mágicos y las cosechas (lo de los sacrificios humanos, no lo niego ni lo afirmo, no me consta, pero lo que sí creo es que los españoles inventaron o aumentaron esos hechos, para minimizar lo que ellos hicieron). Los frailes fueron conducidos hasta la entrada de aquella cueva, y al observar las “diabólicas escenas” ejercieron su tarea evangelizadora, exhortando a los indígenas a destruir al ídolo y adoptar a Jesucristo. Pasados tres días de rezos y prédicas los frailes regresaron al lugar y fueron partícipes del legendario milagro de la aparición de Cristo crucificado, con el ídolo hecho añicos a sus pies. Algunos historiadores dicen que la imagen del Santo Señor, hecha de pasta de caña de maíz llamada tatzingueni, procede de una técnica que desarrolló Vasco de Quiroga y que, gracias a su maleabilidad, ligereza y duración, ha llegado hasta nuestros días junto con un buen número de piezas similares en el país. No importa si fue el celo misionero el que sustituyó al fetiche local por uno propio, o si realmente apareció Jesucristo a poner orden dejando su esencia milagrosa plasmada en un crucifijo. Lo que importa es el fenómeno colectivo y el sensible magnetismo de este destino, los cientos de miles de peregrinos que anualmente se desviven para rendirle culto, ya que la vida está marcada por el antes y el después de la peregrinación a Chalma.





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